Las metodologías ágiles han llegado para quedarse. Cada vez mas industrias adoptan esta modalidad de trabajo para ejecutar proyectos de cualquier área, gracias a la adaptabilidad que ofrece esta metodología. 

 

La agilidad nació para ser implementado en el mundo tecnológico y en el de los negocios. Debido a la alta demanda de estos sectores, se necesitaba una manera de trabajar que permitiera mayor flexibilidad ante los cambios, una opción que las metodologías de Castada o “Waterfall” no permitía.

 

 

“Agile” significa ser capaz de adaptarse al cambio. La idea es reducir la complejidad y focalizarse en crear productos y servicios que satisfagan las necesidades de los clientes.

 

 

Pero más allá de la metodología, la agilidad no es solo un marco de trabajo, significa también un cambio de cultura dentro de las organizaciones, donde se apuesta por la versatilidad y entornos colaborativos principalmente.

 

Una persona ágil debe tener ciertas características para que el trabajo colaborativo rinda sus frutos, por lo tanto, un mindset Agile ideal es: 

 

• Pensamiento en equipo
• Innovación
• Respuesta rápida a los cambios
• Transparencia
• Versatilidad

 

Al unificar este pensamiento ágil con los otros colaboradores del proyecto, se crea una fuerza laboral más robusta, capaz de responder a las necesidades de la empresa y del cliente. 

 

Es por ello que la metodología ágil, no se puede describir como una metodología, esta, también va de la mano con el cambio que quieran dar las personas para que el equipo sea más productivo.